lunes, 19 de julio de 2010

Cuando da gusto cagar



A veces cuando nos entran ganas de jiñar tenemos un buen presentimiento, tenemos ganas y sabemos que no nos va a costar esfuerzo defecar, y además sabemos que vamos a quedar como dios, incluso vamos a disfrutar mientras cae el troncho.
Un gran placer de la vida: una buena cagada.

Esta fue de esas, nació el martes 6 de julio a las 8.03, fue una de estas mañaneras en el tajo, y esta clase de cagadas nunca te engañan, sabes bien que van a ser los mejores 10 minutos que pases en la oficina; por supuesto así fue.
He de decir que me encanta hacer cosas mientras cago, ya sea jugar a la gameboy-ds-o en su defecto algún juego del teléfono, escuchar música, pero lo que mas me gusta es leer algún tebeo, alguna novela o el magnifico mondo brutto, lástima que cuando hago eso me tiro siempre demasiado tiempo y se me duermen las piernas y luego no puedo levantarme. Y es que amigos, todos los lujos exigen sacrificios, este en forma de perder el riego de las piernas durante unos minutos y sentir ese millón de agujitas en las piernas tan desagradables.

Por cierto, esta cagada recibió el nombre de Carlos, en honor a un tal charlie, no olió demasiado, en cualquier caso era un aroma acogedor, que invita a plantar otro chopo sobre el anterior, eso si, le faltó la integridad que sólo consiguen las grandes cagadas que salen de una vez sin romperse y terminan con un gracioso borde estilizadísimo como una delicada joya creada por nuestro ano.
Contemplé durante un segundo a carlos, lo cubrí de celulosa y se fué a un lugar mejor.

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